Con toda seguridad si tenemos como mascota a un perro y
vivimos o solemos pasar por una zona de pinos, nos habrán advertido de la
peligrosidad que tiene para nuestros cánidos la oruga denominada procesionaria
del pino. Efectivamente, hay que extremar las precauciones cuando la haumetopoea
pityocampa, nombre científico de esta larva de los insectos del orden
Lepidoptera, se cruza en el camino en los paseos que damos con nuestros perros.
A continuación, te explicamos qué es y por qué hay que tenerle temor.
Qué es la procesionaria del pino
Como hemos comentado, la muy conocida procesionaria del pino
(Thaumetopoea pityocampa) es una oruga, es decir, un lepidóptero, que hacia el
final del invierno o al principio de la primavera sale de los árboles, sobre
todo pinos, y forma una procesión serpenteante, parecida a las procesiones
humanas, de ahí su nombre, que cruza el terreno hasta localizar un suelo lo
suficientemente blando como para enterrarse.
Debemos tener en cuenta que, aunque esta procesión suele
aparecer en las cercanías de un pino, no significa que sólo se puedan ver en
los pinares, ya que pueden llegar muy lejos en sus desplazamientos en busca de
esa tierra prometida, por lo que podremos encontrarlas incluso en suelo urbano
o en los arcenes de las carreteras.
Aunque tiene un ciclo vital en tres fases, solo representa
un peligro para animales y personas, ya que es bastante urticante para los
seres humanos, en su fase de oruga. En la fase de polilla, cuando es adulta,
tiene una vida muy breve, y no es peligrosa en modo alguno, al igual que no lo
es en su primera fase de huevo.
En verano es bastante habitual verlas volar, de noche, con
su aspecto de polilla. El problema radica en lo que se produce tras la cópula
entre macho y hembra, pues tras uno de estos actos sexuales una sola hembra
puede llegar a poner hasta 300 huevos. El conjunto de estos huevos en forma de
masa los pegará a una aguja de pino, para que, un mes después, los huevos
eclosionen convirtiéndose en minúsculas orugas.
Durante la fase larvaria, la peligrosa, se dan 5 etapas de
crecimiento que se conocen con el nombre de “estadios”, en las que se da un crecimiento
corporal muy rápido, con una muda de piel que señala el comienzo del siguiente
estadio. Al ser seres muy sociables, se concentran en comunidades muy
abundantes, comiendo las agujas de pino de noche y durmiendo de día en sus
pequeños nidos. En este estadio son muy difíciles de ver, pero a partir del 3º construyen
el vistoso saco permanente en el extremo de una rama de pino, con su
característico color blanco algodonoso.
Cómo afectan a nuestras mascotas caninas
El contacto de la oruga procesionaria puede llegar a causar
la muerte de nuestro perro, por eso en cuanto las veamos debemos apartarnos,
alejar a nuestra mascota y llamar al ayuntamiento, al departamento que se
encargue de las fumigaciones.
La procesionaria está totalmente cubierta de pelos, y cada
uno de ellos lleva una poderosa toxina denominada Thaumatopina. Esta toxina es
muy parecida a la que se encuentran en los pelos urticantes de las ortigas,
pero más potentes en sus efectos. Su estructura proteica causa reacciones
alérgicas, picazón, hinchazón y ataques de asma.
En el caso de que nuestro animal las consuma, deberemos ir
con urgencia al veterinario, pues podría perder la vida en pocas horas. En
dependencia de por dónde penetren estos pelos en el organismo de los perros, si
por la nariz o por la boca, sus efectos serán más inmediatos o se deberá actuar
de una forma u otra. En cualquier caso, si observamos una rápida necrosis en la
lengua, habrá que cortarla, y si es en la garganta, poco se podrá hacer, con
toda seguridad el animal fallecerá.
Si el contacto ha sido menor, podremos detectar algunos
síntomas. Para empezar la reacción es muy rápida, el perro comenzará a rascarse
en la zona afectada, pues sentirá un picor muy fuerte y le aparecerán ronchas
rojizas que se hincharán cada vez más.
Si la parte afectada es el hocico y la boca, se inflamarán y
aparecerá la necrosis de lengua, puede que se caigan algunas partes de la boca,
puede que vomite, una hora después puede aparecer una coloración azulada en la
piel (cianosis). Si el contacto es en la piel, le producirá erupción, picazón,
manchas rojas; en los ojos, le producirá un intenso dolor, acompañado de
inflamación de la corna, puede que llegue a perder la visión de uno o los dos
ojos. Si la ingiere, como hemos comentado, podría morir asfixiado...
Si somos conscientes de que la ha entrado en contacto con una
oruga de este tipo, debemos actuar con rapidez y limpiar la zona con agua
caliente, pero sin frotar. Si tienes urbasón en tu botiquín y sabes usarlo,
pínchalo y llévalo al veterinario.
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