A la hora de adquirir un animal
de compañía, como un perro, deberías de someterte a ti mismo a un tercer grado,
sentarte en tu escritorio con papel y lápiz y realizarte un interrogatorio en
el que responderás a todas las preguntas con absoluta honestidad. Y es que
tener un perro no solo significa valorar las cosas positivas que va a traer a
tu vida, que son muchas, sino también o, sobre todo, lo que tú como dueño,
protector, amigo, y en ocasiones padre, vas a poder ofrecerle a él.
Y es que dependiendo del tipo de
raza que elijas, necesitará unas condiciones para que pueda mantener una vida
digna, sobre todo en lo referente a la alimentación, al aseo, a las visitas al
veterinario, al ambiente y al entorno. Pero también habrá que prestar atención
a sus necesidades físicas, los perros son animales muy energéticos, que necesitan
del ejercicio para ser felices, por lo que debemos plantearnos en primer lugar si
podemos sacar a nuestro nuevo amigo a las calles a pasear y, en segundo lugar, y
cuántas veces. Si la respuesta es positiva, es decir, podemos y queremos
sacarlo cuantas veces sean necesite, entonces deberíamos plantearnos cuáles son
las necesidades, en este sentido, del animal que nos acompaña.
Lógicamente, la periodicidad y el
tiempo que necesitan para pasear va a depender de sus condiciones físicas, y
esto a su vez estará supeditado a la raza, a la edad, a su personalidad… El
paseo debe formar parte de una rutina diaria, ya que su bienestar y calidad de
vida va a depender directamente de estos momentos de semilibertad, además de
ser vital para su aprendizaje en la relación con su amo y en la sociabilización
con el entorno.
¿Cuántas veces y cuánto tiempo
deberías sacar a tu perro, según su edad?
En primer lugar, aclarar que hay
un inicio para sacar a nuestros amigos caninos a la calle o al campo y este
viene marcado por su calendario de vacunación. La mayoría de ellos, una vez
cumplidos los tres meses, ya estarán listos y vacunados para salir a pasear con
su dueño.
Será cuando los enseñemos a
orinar y a dejar, con precaución, a que se relacionen con otros animales y con
otras personas, pero siempre asegurándonos de que sea una actividad divertida
para el cachorro.
Observaremos cuánto tiempo
aguanta sin hacer sus necesidades dentro de casa, para hacernos una idea de
cada cuánto tiempo debe salir, así como el tiempo que tenemos que estar fuera
para que orine en la calle, en qué momentos está más intranquilo y cuáles son
sus horas para orinar. También observaremos cuánto tarda en cansarse en
nuestros paseos diarios.
Para no fatigarlos en exceso, en
estas edades tempranas, lo más aconsejable es realizar paseos cortos y
frecuentes, siempre dependerá de su constitución física, por eso debemos ser
nosotros quienes calculemos, mediante la observación, el tiempo y la frecuencia.
En este sentido, la media se suele localizar entre 3 y 5 salidas al día.
En cuanto a los perros adultos,
cuando ya saben y esperan a realizar sus necesidades en la calle, será su
aguante y resistencia lo que deberá marcar en un principio las salidas a
pasear. Esta actividad no debe limitarse a caminar por la calle, sino que debe
ser un momento para afianzar más la conexión entre persona y animal. Con un
contacto directo y la combinación de charla y juegos, debemos ofrecerle una
actividad entretenida, positiva y relajante, aunque como venimos diciendo todas,
las actividades que realicemos van a depender del tipo de perro, pues no
podemos darle el mismo juego a un Caniche que a un Gran Danés.
En cualquier caso, y en
dependencia de su actitud, fortaleza y raza, le invitaremos a hacer más o menos
ejercicios, pero en lo que se refiere a salir debemos tener la constancia de
sacarlo tres veces al día, a veces cuatro y nunca menos de dos. En cuanto al
tiempo de duración, cada paseo deberá ser de al menos una hora y se repartirán
a lo largo del día, preferiblemente dos paseos en la mañana y uno o dos por la
tarde. Son imprescindibles uno a primera hora de la mañana, para que pueda
hacer sus necesidades, como uno al atardecer, para que pueda dormir tranquilo.
En relación a los perros
ancianos, que suelen necesitar una atención especial, podemos seguir con la
rutina de salidas de un adulto, pero sin el exceso de desgaste. Los paseos se
han de volver más relajados y contemplativos, observando la posibilidad de
cambiar los horarios de salida a medida que aparezcan problemas relacionados
con sus deposiciones y también para que no se cansen en exceso, reduciendo el
tiempo de salida, pero ampliando el número de ellas.
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